Hace algunos años no existían los “copywriter” y los textos de las páginas web los escribían los propios “propietarios” de las mismas o alguien de la empresa con especial elocuencia literaria, eso sí, normalmente asesorados por el “diseñador web” (en ocasiones un “informático” con conocimientos sobre html, js y php) para que fuesen textos “SEO friendly”.
Sí, sí, ya sé, probablemente no has entendido mucho hasta ahora, así que voy a tratar de explicarme más claramente:
Cuando un despacho de abogados, por poner un ejemplo, encargaba una web a un diseñador o a una empresa de diseño web, éstos últimos solicitaban los textos y fotografías al primero. Entonces el primero se ponía a “escribir” (algo que probablemente no había hecho nunca antes o al menos desde hacía bastante tiempo) acerca de “su despacho” (quiénes somos), “sus servicios” (qué ofrecemos) y las “bondades de los mismos”.
Esto resultaba en muchas ocasiones en textos aburridos, poco claros y puede que algunos hasta difíciles de leer, sobre todo cuando el informático, experto en “diseño web y SEO a la vez”, daba al redactor las premisas de que el texto debía de repetir “muchas veces” las “palabras clave” por las que se pretendía que la web apareciera en Google.
Luego, si el diseñador web tenía conocimientos y ganas, le daba a los textos las vueltas de tuerca necesarias para que fuesen algo menos aburridos y/o más comerciales, sin perder de vista el “SEO friendly” (amigable para Google), por supuesto.
De un tiempo a esta parte todo esto ha cambiado, afortunadamente, aunque aún vemos Internet llena de sitios web “víctimas” de este “modus operandi” del desarrollo web.
Sin haber estudiado aún nada sobre este tema, guiado simplemente por la intuición que da la experiencia, llevaba ya muchos años aconsejando a mis clientes que la estrategia de contenidos de su web debía de ser otra:
- La presentación de la empresa, la marca y los servicios o productos debía de estar completamente orientada al usuario y potencial cliente, no al robot que indexa la web en los resultados de búsqueda de Google, con textos claros, concisos, y a ser posible originales, amenos e incluso creativos.
- El posicionamiento en buscadores del sitio web debía de lograrse mediante otra herramienta de contenidos fundamental dentro de la propia web: el blog.
- Las redes sociales debían de usarse para atraer usuarios interesados a la web compartiendo en ellas los contenidos de su blog, no sólo para conseguir “likes” que inflasen inútilmente el ego de la empresa.
El blog como parte de la web corporativa ha estado usándose durante mucho tiempo para publicar noticias relacionadas con la empresa y el sector, con la intención de mejorar la imagen de la misma: premios y reconocimientos, avances tecnológicos integrados en la empresa… pero que a pocos clientes potenciales solían interesar.
Mi consejo ha sido siempre que el blog tuviese un sentido práctico y útil para los usuarios que visitasen el sitio web: consejos, técnicas e información relevante que ayudase a solventar dudas y problemas (relacionados siempre con nuestros servicios) que nuestros usuarios (y potenciales clientes) pudieran tener.
Todos buscamos en Google cuando necesitamos información concreta sobre algo y agradecemos cuando la encontramos de forma clara y nos es útil. Además a Google le gusta ofrecer a sus usuarios los mejores resultados que puedan satisfacer su búsqueda (es la base de su éxito durante todos estos años), así que de esta forma logramos un doble objetivo:
- Atraer a una audiencia que necesita de nuestro servicios, quizás no inmediatamente, pero cuando los necesite, si ha consultado varias veces nuestro blog, recordará nuestro nombre y/o marca.
- Posicionar en buscadores nuestros contenidos “útiles”, pues cuando un usuario los encuentre como resultados de su búsqueda en Google se quedará tiempo en nuestra web consultándolos, y esto a Google le encanta, de hecho lo llama tiempo de permanencia del usuario en el sitio web, lo mide y lo valora mucho para ofrecer nuestra web a otros usuarios en próximos resultados de búsquedas.
Si esto lo acompañamos con ofrecer a nuestros visitantes algún “obsequio” para que nos recuerden mejor y vuelvan más (recibir en su correo los próximos contenidos de su interés, algún mini-eBook sobre algún tema que pueda interesarles…) estaremos redondeando el círculo: cuando el usuario necesite algo relacionado con nosotros, nos buscará específicamente, y si necesita servicios o productos como los que nosotros ofrecemos, si sabemos guiarlo, muy probablemente acabe eligiendo los nuestros.
Todo esto, fruto simplemente de observar y analizar durante años por qué unos sitios web tenían mucho más éxito que otros, habiéndolos desarrollado la misma persona con el mismo “mimo” (servidor), y que contado así puede resultar incluso obvio, resulta que ya es una novedosa estrategia de marketing desarrollada y optimizada en los últimos años, a la que se dedican algunas empresas de marketing usando técnicas y herramientas bastante sofisticadas (como por ejemplo InboundCycle, por citar alguna de las que conozco), que además proporciona mejores resultados que las estrategias de marketing tradicionales, y hasta tiene un nombre: Inbound Marketing, o su versión evolucionada Flywheel Marketing.
Ni que decir tiene que tanto el Inbound Marketing como el Flywheel Marketing son estrategias de marketing mucho más complejas que lo que aquí explico, pero como uno de mis objetivos en este blog es acercar la comunicación online efectiva y las estrategias de marketing a aquellos usuarios con pocos conocimientos y recursos (autónomos, pequeños empresarios…) para que puedan empezar a aplicarlas y mejorar sus resultados, he visto oportuno tratar de explicarlas de la forma más simple y amena que se me ha ocurrido. Espero que el artículo te haya sido útil y aclaratorio, o por lo menos interesante…
¿Y tú, cómo vas a aplicar el Inbound Marketing en tu empresa? ¡Cuéntanoslo!…
